Publicado el 23/11/2014 por mlarranaga — markettiming.es
El movimiento del BCE el pasado viernes puso en evidencia cómo y cuánto de manipulable puede llegar a ser el mercado y más cuando éste es el único “barómetro” de la situación económica al que pueden agarrarse los que mandan para decir que las cosas no están tan mal.
Cuando cada dato macroeconómico es peor que el anterior y los del PMI alemán y de la Eurozona han sido un desastre esta semana, sólo quedaba porque entrara al trapo el que mejor sabe llevar a los mercados por la senda de las subidas sin hacer en realidad nada: Mario Draghi, el presidente del BCE.
Están los mercados europeos metidos en un lateral que parece eterno por la simple razón de que nadie se atreve a ir contra el BCE y sus anuncios a pesar de que hasta ahora apenas si se han traducido en algo concreto. Si no fuera porque nadie se atreve a estar mucho tiempo desafiando a Mario Draghi, las cosas deberían haberse puesto mucho más serias para los índices del Viejo Continente, pero el caso es que han aguantado mucho más de lo que merecen sus economías y que más que probablemente ahora ha llegado el momento de la verdad, el del ser o no ser.
Ahí lo tienen. Los indicadores de amplitud no engañan y la debilidad del mercado alemán, el que debe ser el que tire del resto de la Eurozona, es patente. La Línea AD no levanta cabeza y el Oscilador McClellan ha vuelto a entrar en zona negativa pese que el índice sube. A cambio y como defensa, podemos argumentar que el Dax ha estado librando una batalla contra las medias más relevantes y que en el último tirón, el del pasado viernes, parece haber terminado con la de 200 sesiones, por lo que estaría de nuevo alcista para muchos operadores.
Permítanme que me pare un momento en el Oscilador McClellan. ¿Cómo es posible que esté en negativo a estas alturas? Todo tiene su explicación en las sesiones de los pasados miércoles y jueves, en las que el índice alemán se dedicó con ahínco a dibujar una figura clara de vuelta (el miércoles) y a amenazar con una estrella del atardecer (el jueves) que se pasó pintada en el gráfico de forma muy clara hasta que una apertura alcista en Wall Street salvó lo muebles.
Ambas figuras provocaron una auténtica huida del mercado alemán, con bofetadas para deshacer posiciones, en especial entre el mediodía del jueves y primera hora de la tarde. Las cosas se ponían realmente feas y los que siguen el mercado de cerca prefirieron dar un paso atrás. Entre estos dos días el peso de lo que cayó fue abrumadoramente mayor que lo que subió. Luego, desde la tarde del jueves, se han recuperado las cifras, pero el mayor efecto se ha dado en el Dax, que solo son 30 valores, en tanto que en el conjunto del mercado la recuperación ha sido bastante menor.
No hay más que comparar con el Oscilador McClellan del mercado español. Frente a un selectivo español que aun debe luchar contra su media de 200 sesiones, el Oscilador McClellan presenta un perfil más razonable. No hubo una gran presión vendedora en los días de caídas ya que los bancos se encargaron de que pareciera muy superior la caída de lo que en realidad era. Y cuando el viernes apareció la marabunta alcista, el Oscilador del mercado español partía de mejores posiciones que el del mercado alemán.
Eso sí, las Líneas AD nos muestran lo mucho que distan ambos mercados de que la situación pueda darse por controlada. Se mantienen los máximos decrecientes y aún falta un trecho para superar incluso la línea de tendencia negativa de este indicador.
Nos cuenta Goldman Sachs que estos dos mercados son los que hay que seguir en el inmediato futuro en Europa puesto que son los dos países que van a encabezar la reacción en este lado del Atlántico. Ni pongo ni quito palabra. Sólo añado que el Ibex tendrá primero que desembarazarse de ese cruce de medias tan molesto que tiene justo encima de la cabeza.
Y un “pequeñísimo detalle”: puede que esta recuperación europea tenga que lidiar con un agotamiento de las subidas en Wall Street, lo que siempre añade presión a la caldera. Son conocidos cientos de casos en los que Wall Street ha subido durante una temporada mientras Europa bajaba, pero no se conoce aún ninguno en el que se haya producido el caso opuesto, que Europa suba mientras Wall Street baja. Por tanto, más le vale a Europa que si Wall Street flojea lo haga en forma de periodo lateral y no con caídas.
De momento, el Oscilador subraya que las cosas no están tan boyantes como parece asegurar el último máximo y al Summation le falta aún un poco para conseguir un máximo ascendente que aleje el peligro de un cambio de tendencia inminente. A cambio, el Summation ajustado del Nyse, el usado “oficialmente” por Tom McClellan, ya ha conseguido el nivel 500, que debe ser el objetivo mínimo de todos los impulsos alcistas para asegurar la continuidad de la tendencia.
Por tanto, se puede contar solo muy relativamente con los mercados americanos, aunque ya se sabe que luego harán lo que les dé la gana o lo que dicten los que mandan en el cotarro.